sábado, 6 de febrero de 2021

Una historia para contar. La ciudad del caos Capítulo 5

Aquí tienen el capítulo 5, para enamorarse un rato. Saludos La ciudad del caos Capítulo 5 Era una tarde bastante calurosa. El sol brillaba tanto que hasta los techos se calentaban. Sí, era verano. Mis tíos habían salido, así que Magalí y yo nos quedamos en la casa cuidando que no se atreva a entrar un ladrón o cualquier persona desconocida. Eso sí, Bianca iría a pasar la tarde a casa. así que si llegaba antes de que los tíos lleguen, debíamos avisar. Así fue que nos quedamos un largo rato esperando a que llegaran, hasta que al fin llegan. —¡Mis amores! Llegué. ¿Cómo pasaron? -Dijo mi tía. —¡Tía! Acá estamos, más acaloradas que hombres recién llegando de un... ¿emm? no dije nada, pero acá estamos, con calor. -Dije yo. —Me alegro que estén bien, mis preciosas. Ya vengo, voy a preparar algo rico mientras esperamos a tu tío que salió a hacer unos mandados él solo. Tenemos tiempo, Bianca viene a las 6 de la tarde. Ya vengo. Así fue que cuando mi tía se fue a preparar la comida, nos pusimos a mirar la televisión mientras hablábamos sobre que esa misma semana, yo empezaba a tomar clases de natación, y que en el grupo que iba a estar, habrían algunos quienes fueron mis compañeros de clase durante el año escolar. A la tarde, llegó Bianca junto con su marido, su hijo y un amigo del hijo. —¡Hola, chicos! Pasen, acá estamos preparando algo para acompañar el mate. Las chicas están adentro. -Dijo mi tía, sin darse cuenta de que yo pasaba por su lado. Saludé a Bianca y los demás, y luego me puse a ordenar el cuarto. Cuando de pronto, mi celular suena. Es una llamada de Gabriel, uno de mis compañeros de clase durante el año escolar. Habíamos perdido contacto desde que él dejó segundo año de ciclo básico. De ahí ya no supe nada más, hasta que recibo esa llamada sorpresa. —¿Hola? -digo. —¡Hola! -responde del otro lado. —Lore, desde que dejé de estudiar en segundo año por cuestiones de salud de mi mamá, hemos perdido todo el contacto. Pero resulta que Dahiana me pasó tu número ayer, y hoy decidí escribirte ya que ando desocupado. Dahiana era una compañera de clase que siempre estaba al tanto de que si pasaban cosas en el salón y siempre que alguien faltaba un día a la clase y al otro día iba, ella estaba ahí para realimentar a dicho compañero de si habían pruebas o se entregaba el voletín de calificaciones. Y junto conmigo, éramos buenas compañeras de grupo, tal que muchos nos llamaban "Las chicas más unidas del colegio. Gabriel me contó que su mamá había tenido algunos problemas de salud el año que él dejó el colegio. Y como se sentía depprimido y debía quedarse a ayudarla con sus cosas, tomó la decisión de dejar los estudios. No quería hablar con nadie, ni salir a ningún lado. Solamente estar con su mamá y sus hermanas, acompañándolas y ayudándolas en lo que se pudiera. y este año, ella está mejor que nunca, está como nueva. Nos quedamos hablando un buen rato sobre un montón de cosas, hasta que sale el tema que no esperábamos hablar. El de las clases de natación. Me dijo que él también se anotó. vio la lista y resulta que íbamos a estar en el mismo grupo. Lloré de la emoción. Luego escucho la puerta. Le recordé que la clase empezaba el día siguiente. luego le dije que debía cortar la llamada porque me buscaban. Colgué y abrí la puerta. Era mi tía que me dijo que ya estaban listas las tortas. Así que fui. Al llegar a donde estaban todos, nos pusimos a hablar de unos planes que mi tía tenía pensados. Desde que está con todos los trámites y eso sobre la adopción de Magalí las cosas se le están yendo fuera de lugar. Y para colmo, casi ni tiempo tiene para dedicarle a sus actividades favoritas, que son tocar el piano y leer libros sobre la ciencia. Luego de un buen rato de charlas, me fui a bañar mientras el tío preparaba la cena, una pizza. Salí del baño asustada creyendo que alguien me estaba observando. Y mientras me vestía, estuve con esa sensación rara durante un buen rato. —Tía, desde que salí del baño ando con una sensación bastante rara. como si alguien me estuviera observando, o como si algo estuviera por pasar. Siento ambas, pero a la que más la siento, es a la segunda. —Tranquila, mi amor. Son cosas que suelen pasar. Recuerdo que una vez me pasó lo mismo. pero cuando me di cuenta, se fue. Cuando por fin estaba más calmada y termino de comer, me voy a acostar, ya que al otro día temprano tenía que estar lista para la clase. Al día siguiente, cuando llegué al club donde se realiza dicha actividad, me encuentro a 3 caras bastante conocidas. Gabriel, Juan Pablo y Martina. Los 2 últimos, que son vecinos del barrio. Los 3 me miran fijamente, como si fueran a adivinar mi reacción. Entonces, como no me molesté con esas miradas, fui y los abracé. Primero a Martina, luego a Juan Pablo y por último, a Gabriel. El mismo chico con el que estaba hablando por teléfono el día anterior. Me abrazó como por unos 10 segundos más y luego... luego, fuimos ambos de la mano a donde estaban haciendo la presentación. Cuando terminamos la clase, corrieron rumores de que Gabriel y yo estábamos enamorados. Lo peor es que los rumores también les llegaron a mis tíos. Tal fue el escándalo que se armó, que decidí llamarlo durante la tarde para contarle la situación. —Lore, sabes bien lo mucho que te quiero, has estado conmigo siempre, tanto en las buenas como en las malas y aún peores. Incluso desde que perdimos contacto has estado en mi corazón. Gracias por haber sido y seguir siendo esa personita especial que siempre está, esa persona que demuestra su cariño hacia los demás y ayuda comprensivamente a quienes más necesitan. No te lo he dicho en la clase, pero sí, todos esos rumores que salieron a la luz son ciertos. Se lo dije a Martina y a Juan Pablo. Pero como entre todos nosotros nos conocemos, me dijeron que si no quería decírtelo en la clase, podía durante una llamada como la que estamos teniendo, o, simplemente, hacerte una invitación a un lugar especial y contarte todo allí. Pero como no se me ocurrió adónde ir, elegí la primera. Ahora, te pregunto. ¿Te gustaría ser mi novia? tantos momentos que hemos pasado juntos, me hizo dar este giro de 90 grados y, aunque antes no quería preguntarte durante todo ese tiempo por miedo a que lo rechaces, te lo quise preguntar ahora. Lloré de emoción con todas esas palabras, y sin más, le dije que sí mientras las lágrimas se me corrían por todo el rostro. A la tarde, me invitó a la heladería más cercana al barrio. mi tía me dijo que iría a hacer unos mandados con Magalí y el tío. Así que me preparé y me fui. Al llegar, pido un helado de chocolate, crema americana y dulce de leche, mientras que él se pide uno de tramontana y frutilla ya que no le gusta el triple sabor. Cuando terminamos, me pide que vayamos afuera porque me tenía una sorpresa, y así fue. Allí estaban: Bianca, mis tíos, mi abuela que hacía más de un año que no sabía de ella, Juan Pablo y martina. Junto con otros compañeros de la secundaria que no mencionaré por ser bastantes. Nos fuimos todos en la camioneta del papá de Juan Pablo hasta un club donde celebramos algo emocionante. Y es que Gabriel y yo, pasamos de ser amigos, a ser los novios más unidos de aquel lugar. Y cada vez que nos juntamos, recordamos aquel momento en el que empezamos, nuestra historia de "Amor en verano".

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